lunes, 14 de septiembre de 2009

DEJAME VIVIR, SIN TI

DEJAME VIVIR, SIN TI
No lo creía, era casi un imposible pensarlo, ni siquiera se me ocurría por un momento, acaso una herejía en mi cerebro, nada me lo hacía imaginar así era de absoluta mi confianza en ti.
Romper los lazos de un gran amor, de un inmenso deseo, no fue fácil, rebuscar las fuerzas para arrancarte de mi, para cortar el lazo que nos unía, que nos hacía vivir, con el cual jugábamos a envejecer, uno antes que el otro, no fue de un día, tampoco de una tarde, fueron interminables noches de sufrimiento, y de un innoble deterioro mutuo.
Lo que son las cosas de dos adolescentes, nadie las puede creer, pero solo ellos son capaces de concebirlas, así es como se fueron sumando una a una las ilusiones, las alegrías, las diversiones, los momentos sin principio ni final, así son de cálidas las algarabías de dos jóvenes que no pensábamos en el final.
Ya habíamos echado raíces en un suelo que no conocíamos, lo habíamos abonado con nuestro reiterado placer, con una costumbre por gozar, a veces de memoria, o casi automáticamente besándonos sin terminar. Ya habíamos soñado con lo que no teníamos, ya éramos más tontos que cuerdos para un futuro, pero ese suelo era movedizo, era falso, no tenía una base sólida, estaba corroído por el pasado, por un pasado turbulento que cada cierto tiempo se convertía en presente, y deterioraba lo avanzado, lo planeado, lo finamente construido.
Fui un iluso al creer en ti, mis pocos años de juventud en evolución, no me permitieron darme cuenta del suelo arenoso que cubría tu pasado, y así una y otra vez caí en el barro de la agresión, el reclamo y la lisura, no sabía donde estaba, que suelo pisaba.
Ahora que recobré mi vida, lejos de ti, he vuelto a vivir, sin pensar en los engaños, menos en tus egoísmos, ni en tus caprichos propios de tu adolescencia, ahora que la vida me dio otra oportunidad,

Déjame vivir, sin ti.
Pablo José Castro Villaizán
1º de Septiembre de 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario